UN MUNDO MÁS NUESTRO
Dios del ancho cielo, para tanto daño y tanta miseria, tantas desventuras y aullidos tan fieros hubiera sido grande un mundo más pequeño. Para tantos exilios y tantos desafueros, para tanta violencia y tanto desamparo y tanta incomprensión, hubiera bastado un reino exiguo, un mundo, sin duda, mucho más estrecho. Un mundo en que todos, aunque fuéramos sombras y fuéramos menos, gozáramos del sol y de la fortaleza de la madre tierra, por igual y siempre. Con arbustos fértiles y