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Estoy aquí y percibo
la grandeza del día

ES MI DESEO


Que nunca se nos vayan las ganas de vivir ni de hacer, de los flojos, los mejores momentos. Que nadie se interponga en el camino, más que las firmes huellas de la sinceridad, las rodadas que marchen ilusión adelante y el espacioso tiempo del encuentro. Que todo sea en la Tierra más humano que nunca, que entonces y que ahora, y podamos seguir confiando en nosotros, en nuestros semejantes, ejerciendo lo justo, compartiendo la luz, a corazón abierto. Que todo sea preámbulo de paz y regocijo y florezca el cariño como un laurel añejo, anchuroso y robusto en cada nombre propio. Es mi deseo.

Que no flaqueen jamás las buenas intenciones y en nuestras manos prendan la generosidad y la fe que conlleva y surjan de sus brotes los designios más prósperos, los abrazos más tiernos. Que se posen en ellas los pájaros del frío y picoteen la grana de la misericordia, de nuestra comprensión. Y esparzan su nobleza tras levantar el vuelo. Que no se difuminen, como un frágil vestigio, los límites de aquello que nos convierte en únicos, distintos, de esencia incomparable: el apego, el apoyo, el respeto, el ahínco, la rectitud, la unión, la piedad. Es mi deseo.

Que los que nos sucedan disfruten de días grandes, intensos, luminosos, inolvidables y altos; y de noches hermosas para soñar sus sueños. Que no les sea preciso para elevar sus casas y encender sus hogares recorrer muchas leguas, renunciar a sus seres, añorar sus orígenes y envejecer llorando porque nunca volvieron. Que la Historia nos sirva para aprender un poco, para no despreciar lo conocido y válido, lo de madre común. Para dar a los nuestros lo que es nuestro. Que nos unamos más, en vez de disgregarnos, y seamos capaces de pisar el orgullo y guardar para siempre la palabra que humilla o hiere o incapacita. Es mi deseo.

Que la salud despliegue, mañana tras mañana, sus rayos vigorosos en todos los confines y no nos abandone, mientras sepamos ser agradecidos, fieles, desprendidos y honestos. Es mi deseo. Para quienes son mucho y no poseen nada por ser tanto y tan poco. Para quienes, sin nada, son y quieren y pueden aún con todo y con tanto. Para los que conocen solamente el dolor, tan solo la tristeza. Que llegue un siglo entero de bonanza y ventura, de norte a sur, de oeste a este. Es mi propósito. Os lo deseo.

(La Nueva España, 22-12-2017)

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