Te echan de menos todos los instantes del día, todas las horas muertas desde que has muerto tú, las paredes, los libros, los muebles de la casa. Desde la amanecida, te buscan los gorriones y los limones nuevos y el mirlo que venía a comer el alpiste a la terraza. Te requieren los muchos objetos que dejaste esperando aquel lunes que volvieras: los muñecos amigos, la rana verde, el lobo, la familia de erizos y Sita, la jirafa. Y tu hueso de hilos a medio desgarrar. Y el otoño q
Son infinitamente más fieles que nosotros, fielmente más humanos, humanamente, menos perros. Son los que aguardan siempre, esperan siempre, sin pedirnos razón ni cuenta, tras la puerta en la que oyen girar las llaves. Los que nos huelen y nos identifican y se lanzan contentos, sin importar apenas de dónde aparecemos y a qué hora, sin demandar pretextos jamás, nunca respuestas. Son los que escuchan todo y nada dicen, los que no exigen algo a cambio, ni antes ni después, por su