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Estoy aquí y percibo
la grandeza del día

MILES GLORIOSUS



Plaudite! Las cortinas se cierran

y ellos aplauden.

El Miles gloriosus ha terminado.

Y se levantan de sus sitios

y se van a su casa

comentando la escena en que el esclavo

hace a las cortesanas

proposiciones.

Cae la noche y se van

a sus casas.

Nosotros nos quedamos,

nos quitamos los trajes.

descolgamos los cuatro

motivos de la escena

y comentamos incidentes.

Hemos representado los papeles

lo mejor que pudimos

-les digo- y satisfechos,

mis alumnos se abrazan

y sonríen.

Tú has estado genial comiéndote

las flores

y tú, como una estatua.

Pero no captan la soledad que tengo

sobre mi propia máscara

ni aprecian que ellos son lo mismo

que yo he visto

año tras año:

máscaras.

Algunos no entienden la tristeza

todavía

y en su brillante juventud

piensan que todo es duradero,

que todo es verdad, al fin y al cabo:

esta unión, este instante

de amistad pasajera y nerviosismo.

Yo lo he visto año tras año,

me entristece

pero vale la pena que sea irrepetible.

Ha sido una hora y media

más intensa

que hora y media de vida.


© Aurelio González Ovies


Lectura para el FIP (Festival Internacional de la Palabra en el Mundo) en su XIV edición.

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