Hazme magia otra vez
-me pide Lidia.
Y con cerrar los ojos como hace el sueño,
con coserles dos alas a los deseos,
nos despierta en las manos toda la vida:
Una veces con uvas de nuestro huerto,
llenamos garrafones de fantasía;
otras veces con hilos que quedan sueltos
repasamos palabras descosidas.
Y alguna tarde que otra cuando hace viento
vamos hasta lo alto de una sonrisa
y lanzamos cometas con pensamientos
de los mismos colores que la alegría.
Sigue haciendo magia,
-repite Lidia.
© Aurelio González Ovies
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