LA NOCHE MÁGICA
De bosque en bosque, de casa en casa. Unas semanas antes, para que hubiera espacio, para ser los mejores, para hacer una hoguera que llegara hasta el cielo, para que hasta la luna subieran nuestras llamas, buscábamos cartones, hierba seca, maderos, cajas de fruta, astillas, ropa vieja, ‘ramasca’. Recogíamos árboles, somieres y otros trastos, cualquier desecho o bártulo: mesitas, sillas, llantas. Todo era bueno y útil. Todo, entre aquello poco que entonces no valía y acaso se