Una escuela es una casa
donde cabe el universo,
donde conviven los mapas
con todos los ríos dentro.
Una escuela es una casa
de maestras y maestros
y allí educan a los niños
en cariño y en respeto.
Una escuela es una casa
sin chimenea en el techo,
pues el amor de los libros
nos calienta como el fuego.
Una escuela es una casa
como la casa de un cuento,
con sus paredes de prosa
y sus baldosas en verso.
Una escuela es una casa
y en ella habitan contentos
números, letras, problemas,
familias de lapiceros…
Una escuela es una casa
con muchas mesas y asientos
y nosotros nos sentamos
y escribimos y leemos.
Una escuela es una casa
llena de conocimientos,
con escaleras que suben
hasta el desván de los sueños.
Una escuela es una casa
con reloj y con percheros
para colgar nuestro frío
en las mañanas de invierno.
Una escuela es una casa
con un patio de recreo,
donde saltamos, bricamos
y jugamos muchos juegos.
Una escuela es una casa
pintada con luz de ingenio,
por eso pensamos tanto
y descubrimos inventos.
Una escuela es una casa
en la que duermen letreros
y árboles que recortamos
y monigotes que hacemos.
Una escuela es una casa
con un encerado inmenso
y con tiza y letras blancas
trazo y borro cualquier miedo.
Una escuela es una casa,
casi como un año entero,
tiene fiestas y domingos,
sorpresas, risas y premios.
Una escuela es una casa
como un almacén inmenso
de vocabulario y sílabas,
de asignaturas y verbos.
Un escuela es una casa
con corazón de cuaderno
y en los renglones del día
redacto cuánto te quiero.
Una escuela es una casa
para sumar compañeros
para restar las tristezas
y dividir lo que tengo.
Una escuela es una casa
que luego, cuando crecemos,
guarda detrás de sus puertas
nuestros primeros recuerdos.
Una escuela es nuestra casa
desde que somos pequeños.
Sus ventanas dan al mundo
que admiro, cuido y aprendo.
© Aurelio González Ovies
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