Volvió a quedar pequeño el amplio espacio de la Librería Cervantes. Pequeño pero acogedor y arropado. Una vez más nos acompañaron amigos, alumnos y compañeros en esta doble presentación de Diccionario de mitos clásicos y Vengo del norte, reeditado por el Fondo de Cultura Económica. Nos presentaron José María Fernández Cardo y Yasmina ÁLvarez. Sirvan estos encuentros para esparcir versos, compartir palabra y humanidad, pero también para corroborar el cariño que intercambiamos cuantos nos encontramos de cuando en cuando en estos acontecimientos.
Aurelio González Ovies
Vengo del Nortees un libro de inspiración pura, que corresponde a un momento de esos que llaman algunos “de gracia” en materia de escritura, un momento de presencia ininterrumpida de las musas, y si no creyéramos en ellas, entonces no nos quedaría más remedio que admitir que a veces las sirenas, mencionadas antes, dictan a los poetas los cantos que entonan para seducirlos… y ellos, pobres escribas, se contentan con agudizar el oído y transcribirlos con la mayor fidelidad… Las observaciones que preceden vienen de mi experiencia de lectura de Vengo del Norte: desde los primeros versos hasta los últimos, a través de los veinte cantos que componen el libro, uno tiene la sensación de asistir a un desfile ininterrumpido de construcciones metafóricas, cuyo acierto verbal no deja de sorprender a cada paso, la apertura semántica del compás gira de inmediato hacia otra zona que completa, amplia y dota de nuevo significado.
José María Fernández Cardo
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¿Cómo podríamos entender nuestros sueños, nuestros miedos, nuestras incertidumbres… en fin, cómo podríamos entendernos, explicarnos a nosotros mismos, sin los mitos? ¿Podríamos siquiera ser capaces de entender el Mundo y tantas de las palabras que lo conforman? Y no me refiero a ese MUNDO que se escribe con mayúsculas… A ese ya no hay quien lo entienda y tiene, además, mal arreglo. Me refiero al pequeño, al nuestro, al de cada día. Ese que hace florecer la belleza de las anémonasy de los narcisos; ese que nos permite, si así lo deseamos, saborear el néctarque se esconde en las pequeñas cosas de la vida; ese que castiga tantas veces y en tantos lugares y a tantos hombres con el peor tifón de los posibles; ese en el que siempre existe una manzana de la discordia que nos separa y en el que sobrevivir es para muchos una auténtica odisea; ese en el que algunos pagan por saber qué les depara el destino; ese que nos obliga, si queremos salir adelante, a ocultar a los otros nuestro talónde Aquiles; ese en el que, lo vemos a diario en los periódicos, siempre hay alguien empeñado en abrir la caja de Pandora,en impedir que vivamos en completa armonía…
Yasmina Álvarez Menéndez
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